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Mauthausen: españoles en un campo de concentración
Mauthausen: españoles en un campo de concentración
Publicado por
Anonimo
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15 noviembre 2013
El 13 de marzo de 1938, un día después de haber pronunciado Hitler un discurso en Linz, donde anunciaba la incorporación de Austria a Alemania, emprendió un viaje rumbo a Viena. En el recorrido se cruzó con Mauthausen, un tranquilo pueblo, cuyos habitantes dieron muestras de apoyo a su paso, saludándolo fervientemente y gritándole elogios hasta más no poder. Dos meses después, algunos lideres de las SS, entre ellos Heinrich Himmler, jefe de seguridad del Reich, volvieron a este lugar. Mauthausen les pareció un lugar adecuado para crear un nuevo campo de concentración, tras la necesidad de desahogar los ya construidos que se encontraban llenos de comunistas, socialistas, judíos y demás "enemigos del pueblo alemán".
Reinhard Heydrich, jefe de los Servicios de Seguridad de las SS y lugarteniente de Himmler, clasificó los campos de concentración en tres categorías: Grado I, para delitos graves; grado II, para delitos muy graves aunque reeducables; y grado III, para irrecuperables, a este último modelo pertenecía Mauthausen. Durante la Segunda Guerra Mundial se abrieron seis de grado IV, los llamados campos de exterminio. En la entrada de todos se podía leer en una placa la leyenda: "Arbeit macht frei", que en español significa "El trabajo los hace libres".
En Mauthausen, como en los otros campos grado III, se hacía trabajar a los presos hasta caer exhaustos, cuando ya se consideraban inútiles eran enviados a los hornos crematorios. Aproximadamente 8.700 españoles fueron a parar a Mauthausen. Fueron capturados en Francia durante la lucha antifascista, trasladados desde los campos de concentración franceses y algunos detenidos por la Gestapo aun teniendo su documentación en regla. Los maquis, guerrilleros españoles que se unieron a la Resistencia Francesa para combatir a los alemanes, eran ejecutados de inmediato. Los nazis tenían un especial trato hacia los españoles, se les consideraba peligrosos, pues casi siempre estaban armados, tenían ideología socialista, comunista o anarquista, así que eran enemigos declarados del nazismo.
Los primeros españoles en Mauthausen fueron 392 soldados, con uniforme francés, que habían combatido en la Línea Maginot, formada al terminar la Primera Guerra mundial para proteger la frontera de Francia y evitar el ingreso de los alemanes. En cuanto llegaron, les quitaron sus pertenencias, los raparon, desinfectaron y metieron a duchas de agua fría -que siendo invierno les provocaba catarro o hasta pulmonías-, se les daba órdenes que apenas entendían, gritos, patadas y puñetazos. Se les proporcionó un uniforme marcado con un triangulo azul. Dormían en habitaciones equipadas con cincuenta literas, pero después no fue suficiente: Mauthausen fue previsto para 3.000 presos y llegó a reunir 70.000, durmiendo tres o cuatro personas en cada colchón, aumentando las literas hasta cuatro plantas.
Por Mauthausen pasaron unas 206.000 personas de las que murieron 122.767 y sobrevivieron 82.473, sin contar los rusos y judíos que fueron asesinados en el exterior del campo. Cuando los norteamericanos liberaron Mauthausen, el 5 y 6 de mayo de 1945, hallaron más de 10.000 cadáveres sin sepultar. Aunque allí habían presos de distintas nacionalidades, cuatro de cada cinco eran españoles, siendo la nacionalidad más castigada en ese campo de concentración.
Información consultada en la revista: La ventura de la Historia (No. 140)
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