La sociedad secreta católica del Yunque,
fundada en México por Ramón Plata Moreno y Manuel Díaz Cid, ha logrado
expandir sus tentáculos hasta tierras españolas,
donde utilizando el nombre de Hazte Oir como fachada trata de manipular
la opinión pública mediante manifestaciones e intervenciones en los
medios de comunicación. No bastando con esto, se ha dado a conocer que
en España, al igual que en México, reclutan jóvenes para formarlos
ideológicamente.
Para el
abogado español Pedro Leblic el tema no era ajeno. Desde años atrás la sociedad secreta del Yunque, católica y de tendencia ultraderechista, se convirtió en un tema recurrente en las
conversaciones de un reducido círculo de amigos al que pertenece:
“Algunos de mis amigos de este círculo no sólo pertenecieron sino que
fueron cofundadores de Hazte Oír, una de las organizaciones fachada del
Yunque”; es decir que “estaban dentro, no eran simples afiliados por
medio de la web”. Afirma que “Gracias a estos amigos y a otras personas
que también estuvieron dentro conocimos cómo es su funcionamiento y
quiénes son", también “mis amigos descubrieron que detrás de Hazte Oír
se escondía algo más. Confrontaron al dirigente para que hablara del
tema, pero en respuesta empezaron a ser objeto de una agresiva campaña
de descalificación; eran víctimas de un verdadero linchamiento por
haberlos descubierto".
"Nuestras conversaciones se volvieron
más asiduas porque nos preocupaba que mucha gente estuviera engañada o
que no fuera consciente de la existencia de esta sociedad secreta, de
sus métodos de manipulación social, que son perversos y dañinos”, dijo
Leblic. Además, sostiene que muchos de sus miembros son “gente que está
tan subyugada por esta organización que es incapaz de pensar por sí
misma; es un lavado de cerebro total”.

Enfatiza que los
miembros son preparados como “monjes-soldados”, organizan campamentos,
deben reportarse cada 24 horas, reunirse cada semana e incluso cuentan
con casas de seguridad. En sus reuniones se les entrena en defensa
personal y hacen un saludo similar al nazi, pero con el puño cerrado,
también un juramento en el que están dispuestos a derramar sangre para
conseguir los fines de la organización. Pedro Leblic ha documentado con
testimonios dos únicas ocasiones en que los miembros rompen el secreto
de la existencia del Yunque: la primera es cuando desean reclutar a un
nuevo miembro y les es concedido el permiso para hablar libremente de la
organización. Otra es cuando son descubiertos y hablan sobre la
organización de una forma en la que tratan de convencer a quien los
descubre de que es algo positivo y necesario. A excepción de estos dos
casos son obligados a negar su pertenencia al Yunque.
Fuente: proceso.com.mx