Sin exagerar, podría decirse que para 1960 el 90% de los cubanos estaba con Fidel Castro y apoyaba la Reforma Agraria, las nacionalziaciones de empresas estadounidenses y, en general, todas las medidas revolucionarias llevadas a cabo por Castro. Además gozaba de enormes simpatías en las universidades y comunidades latinas de Estados Unidos.
Cuando John F. Kennedy llegó a la Casa Blanca heredo sin saber los planes de la invasión a Cuba, al enterarse no estuvo de acuerdo, pero engañado por los informes de la CIA, siguió adelante con el desarrollo del plan creyendo que dichos informes eran reales y dignos de tomarse enserio. En realidad toda la información que manejó la CIA provenía de fuentes nada confiables: hombres de negocios cubanos, antiguos policías destituidos de su cargo, políticos corruptos y empleados cubanos que trabajaban en Guantanamo. Kennedy aceptó, pero no permitió que el ejército estadounidense participara.
La CIA reclutó y entrenó a los cubanos (descontentos con Castro) que vivían en Miami, después de poco tiempo fueron enviados a ejecutar la invasión. Se creía que al llegar millones de cubanos se levantarían en armas contra Fidel y apoyarían la invasión, pero no fue así. Todo se llevó a cabo el día el 17 de abril de 1961, llegando por Playa Girón, a la que los estadounidenses llamaban Bahía de Cochinos. Desde el principio todo salió mal, la invasión fue liquidada en unas cuantas horas por las tropas de Castro. Kenndy fue culpado del fracaso por no permitir que la invasión fuera realizada por tropas del ejército.
Desde ese día Kennedy desconfió de la Agencia Central de Inteligencia y trataba de hacerlos a un lado en todo movimiento. Fue apoyado por el Congreso de los Estados Unidos en su crítica a la CIA que, dos años más tarde llevaría a su asesinato en Dallas, Texas.
Información extraída del libro: Osama Tiosam (Rius)