Su ejecución fue un macabro ritual. Lo colocaron sobre un carro de los que usaban para acarrear los cadáveres del crematorio, y lo pasearon por todo el campo. Dos vueltas completas dio al recinto, acompañado en todo momento por una orquesta de diez músicos (prisioneros también), a los que ordenaron interpretar J’attendrai. Hicieron formar a todos los prisioneros frente a sus barracones, nadie debía perderse el espectáculo. En una explanada estaba preparado el patíbulo. El oficial al mando obligó al cortejo a detenerse frente a él y lo colgaron. Eso sí, sin que la orquesta dejara de tocar J’attendrai.
Escuchar J’attendrai: http://goo.gl/DeIven
fuente: musicadecomedia.wordpress.