En la mañana, cuando media ciudad se dirigía a sus empleos y escuelas a bordo del metro, cinco miembros de la secta llevaban bolsas de sarín líquido, las cuales reventaron con la punta de sus paraguas, permitiendo que el gas se evaporara y se extendiera. El ataque mató a trece personas y mas de 600 resultaron intoxicadas.
Tras las investigaciones, algunas autoridades sospechan de Corea del Norte, pero después las autoridades acusan a la secta Aum Shinrikyo de haber perpetrado el ataque. Decenas de discípulos son detenidos y los puntos de reunión de la secta son registrados, el juzgado ordena la detención de Shoko Asahara, quien es detenido cuando se encontraba meditando en un pequeña habitación incomunicada de un edificio propiedad de Aum Shinrikyo.