A los agentes del ATF se unieron el FBI, los Rangers de Texas y la policía, con el FBI al mando de la operación. De tanto en tanto, Koresh liberó a algunos niños y a otros davidianos, o éstos consiguieron escapar, pero las autoridades estaban cada vez mas impacientes y preocupadas. Se creía que los davidianos tenían comida y suministros suficientes como para resistir un año o más. Se habló de cortarles el suministro de agua y electricidad, pero se hizo presión para emprender acciones más directas y acabar con ese punto muerto. Los agentes se armaron con botes de gas lacrimógeno y vehículos blindados Bradley.
El domingo 18 de abril el FBI avisó a los davidianos de que iban a atacar el complejo y les ordenó evacuar la torre del mismo. Los davidianos se negaron, mostrando a niños en las ventanas y sujetando una pancarta que rezaba "Las llamas aguardan". A la mañana siguiente, temprano, comenzó el asalto con un ataque de gas lacrimógeno que duró tres horas. El final llegó cuando se desató el fuego en el complejo, aunque la cuestión de quién inició el incendio sigue siendo muy controvertida. La Casa Blanca insistió en que la culpa fue de los davidianos. Otros proclamaron que en las secuencias filmadas de un noticiero aparecen policías arrojando botes de gas ardiendo al complejo, las imágenes desaparecieron misteriosamente después de una sola emisión televisiva. Murieron 86 personas, entre ellas 17 niños y el propio Koresh. Sólo hubo nueve sobrevivientes.
Uno de los visitantes de Waco durante el asedio fue un joven ex soldado y héroe de la primera Guerra del Golfo llamado Timothy McVeigh. Ya albergaba resentimiento respecto a los organismos del gobierno, y su ira frente a lo que vio tuvo consecuencias aterradoras. En el segundo aniversario del final de lo acontecido en Waco y la matanza de los davidianos, McVeigh condujo un camión hasta el edificio federal Alfred P. Murrah en Oklahoma City, justo cuando el personal llegaba a trabajar. El camion estaba cargado con más de 2.000 kg de una mezcla de fertilizante agrícola y un combustible para coches de carreras extremadamente volátil. McVeigh salió del camión y poco después activó la espoleta de tiempo. Cientos de personas resultaron heridas y 168 personas murieron. En junio de 1997 fue condenado por el asesinato de ocho empleados federales y acabó siendo ejecutado mediante inyección letal cuatro años más tarde. Tenia 33 años.
Información extraída del libro: Crímenes (Nick Yapp)