Los kamikazes fueron pilotos japoneses
voluntarios que realizaron ataques suicidas contra las embarcaciones de
la flota aliada a finales de la Segunda Guerra Mundial. Estos cumplían
el doble objetivo de frenar el avance
enemigo en el Océano Pacífico, a la vez que evitaban el desembarco de la
flota aliada en las costas japonesas. Para lograr este fin, aviones
cargados con bombas de 250 kilogramos impactaban deliberadamente contra
sus objetivos con el afán de hundirlos o averiarlos gravemente. Cabe destacar que todos los pilotos kamikazes se presentaban como voluntarios y conocían cual era su misión, constituyéndose como claros
ejemplos de la mentalidad japonesa, comprometidos con su patria y el
emperador, estaban dispuestos a dar la vida, o lo que ellos mismos
consideraban una muerte útil. Los pilotos kamikazes concebían su misión
de ataque como parte de su deber, sin atribuirle nada de extraordinario. Esta unidad especial fue disuelta cuando Japón presentó su rendición incondicional en la Segunda Guerra Mundial.
La traducción literal del término Kamikaze, de origen japonés, es
“viento divino”. Este término fue utilizado por primera vez por los
traductores estadounidenses para identificar los ataques suicidas
llevados a cabo por los pilotos de una unidad especial de la Armada
Imperial Japonesa. Sin embargo, el uso de este término es mucho
anterior en Japón. La palabra y el mito kamikaze se originan en el
siglo XIII cuando una flota procedente de Mongolia bajo el mando de
Kublai Khan se dirigía hacia las costas japonesas con el objetivo de
invadir el país en el año 1281. Ataque que fue detenido por un tifón que
arrasó la flota invasora cuando se desarrollaba el intento de
conquista. Este tifón fue denominado “viento divino” y considerado como
la señal de que Japón había sido elegido por los dioses.
En la
actualidad, el significado y uso de este término se ha extendido a lo
largo de todo el mundo, y suele aplicarse sin mucho rigor a todo tipo de
ataques suicidas.
Fuente: queaprendemoshoy.com