Durante la Guerra Fría, la CIA como parte de
de aun ambicioso proyecto denominado 'Operación Gato Acústico', intentó
utilizar a estos felinos para interceptar conversaciones de los rusos.
Para ello efectuaron una intervención
quirúrgica a uno de esos animales con el propósito de colocarle un
dispositivo de captura de audio y una antena que funcionaba a través de
su cola. El proyecto llevó cinco años en realizarse y costó 20 millones
de dólares. En las primeras pruebas, el minino espía resulto muy
inquieto y se distraía buscando algo que comer. Así que durante otra
operación se le suministro un químico que anulaba la sensación de
hambre. La primera misión oficial consistió en soltar al animal en un
edificio donde se descubrió que se alojaban espías soviéticos en
Washington. Para la mala suerte de la agencia de inteligencia el gato
bajó a la calle y fue arrollado por un taxi muriendo en el acto. El
proyecto fue abandonado, pues resultó costoso e ineficaz.
Información extraída de la revista: Muy Interesante (Febrero 2009)