Entre
1884 y 1930 se registraron 3.724 linchamientos en Estados Unidos, una
media de más de 80 al año. Se sabe casi con certeza que estas cifras se
quedan cortas con respecto a la realidad. La inmensa mayoría de las
victimas eran afroamericanos y la inmensa mayoría de los que perpetraron
las muertes eran blancos. La lucha por erradicar esta brutal práctica
ha sido larga y dura. En 1884, en
Memphis, una mujer negra llamada Ida Wells, editora del periódico Free
Speech (Libertad de Expresión), informó que durante un breve periodo de
tiempo 728 negros habían sido linchados por turbas de blancos, más de
dos tercios de ellos apresados en las calles o sacados de sus casas por
delitos menores como hurtos en comercios o ebriedad pública. Poco
después, una muchedumbre de blancos atentó contra su oficina y destrozó
la imprenta. Afortunadamente para ella, estaba fuera de la ciudad en ese
momento.
Muchos tenían la esperanza de que la elección de
Franklin D. Roosevelt como presidente en 1932 acabara con los
linchamientos. Se presentó un proyecto de ley en el congreso en 1935,
pero Roosevelt se negó a apoyarlo, alegando que los votantes blancos del
Sur nunca lo perdonarían si ilegalizaba los linchamientos. Las
opiniones se enardecieron después del linchamiento, en ese mismo año, de
un joven negro llamado Rubin Stacy. Seis ayudantes del sheriff lo
escoltaban a la cárcel del condado de Dade, en Miami, cuando fue
secuestrado por una turba y llevado a la casa de una mujer que había
presentado una denuncia en su contra. Allí, frente a una gran
muchedumbre de hombres, mujeres y niños, fue colgado de un árbol. La
investigación subsiguiente reveló que Stacy, un granjero arrendatario
sin techo, sólo había ido a la casa para pedir comida.
Dos años
después de la muerte de Roosvelt, el cantante Paul Robeson pronunció un
discurso en contra de los linchamientos en el Madison Square Garden:
"¡Basta de linchadores! ¿Que pasa con eso, presidente Truman? ¿Por que
no ha condenado esta vileza?". Pero al igual que su predecesor, Truman
no hizo nada al respecto.
Información extraída del libro:
Crímenes: Los casos más impactantes de la historia
(Nick Yapp)
