El 30 de marzo de 1981 Ronald Reagan se dirigía hacia su coche desde el hotel Washington Hilton, donde había pronunciado un discurso en una asamblea de trabajadores, cuando un joven se adelantó, se le puso enfrente y le disparo seis tiros con un revólver Rohm RG-14 a una distancia de tres metros. Ninguno de los disparos acertó al presidente directamente, pero una bala rebotó en el cristal blindado del coche presidencial y le perforó el pulmón izquierdo. Tres miembros del grupo que rodeaba a Reagan recibieron también impactos y el que quedó herido de mayor gravedad fue el jefe de prensa, Jim Brady. El agresor fue derribado inmediatamente por los agentes del servicio secreto. El presidente fue introducido a su coche y llevado a toda prisa al hospital.
El responsable fue un hombre de 25 años, sin empleo y con tendencias depresivas llamado John Warnock Hinckley. En los cinco años anteriores al intento de asesinato, Hinckley se había obsesionado con la película «Taxi Driver» y con la protagonista, Jodie Foster, hasta el punto que había planeado secuestrar un avión y cometer suicidio públicamente en un lugar donde ella pudiera verlo. Luego concibió un plan para asesinar al presidente de Estados Unidos y ganar así la fama suficiente como para equipararse a la de ella. A Hinckley le daba igual a qué presidente matar, pues antes de atentar contra la vida de Reagan había pensado hacerlo con su predecesor en el cargo, Jimmy Carter.
Durante el juicio el 21 de junio de 1982, Hinckley fue declarado «no culpable» en virtud de su demencia, aunque el fiscal insistió en que estaba legalmente cuerdo. El veredicto indignó a muchos estadounidenses y se abolió en cuatro estados el uso de la demencia como defensa. Hinckley fue internado en el hospital de St. Elizabeth en Washington D. C. Tras 17 años se le permitió abandonar el hospital durante un tiempo limitado y supervisado para visitar a sus padres. Al año, las visitas se habían alargado y se consideró que ya no hacía falta supervisión, pero se le revocó ese privilegio al descubrir que había introducido a escondidas material sobre la actriz Jodie Foster en el hospital.
Información extraída del libro: Crímenes (Nick Yapp)