Se ha dado el calificativo de "conspiranoico" (paranoico de la conspiración), colocando la palabra 'paranoico' como algo con lo que todo estudioso de la conspiración se tiene que enfrentar en algún momento. Pero podemos decir que, todo aquel que lance este tipo de términos con el objetivo de ofender, desprestigiar o, incluso ridiculizar aquello relacionado con la materia, no es más que alguien bien moldeado por el sistema. No olvidemos que cierto grado de paranoia es siempre saludable, todos llevamos un poco diariamente pero la suavizamos llamándola "desconfianza", al final la paranoia no es más que un grado especialmente elevado de alerta, aveces exagerado, pero siempre ahí para ponernos a salvo de cualquier peligro.
El gusto y el interés por informarse, investigar y difundir temas relacionados con las Teorías de la Conspiración no lo siente cualquiera. No es un tema adecuado para aquellos que se sientan cómodos con su actual visión del mundo, de la política, de la religión, la economía o la Historia. Aquellos que tienen confianza ciega en políticos, en instituciones públicas, en los bancos, en lideres religiosos y demás, tienen muy distanciada la comprensión de este tipo de temas.
La sociedad funciona por que es un inmenso acto de confianza colectiva, se nos ha obligado a aceptar las reglas del juego, a no dudar de nada, a agachar la cabeza y seguir adelante. Esto nos hace olvidar lo que por naturaleza nos debería hacer auténticamente libres: la capacidad de dudar y cuestionarlo todo. Las teorías de la Conspiración ahí están, como un montón de datos que deben tratarse con cuidado, difundirse y promover su entendimiento, siendo quien recibe la información el que al final saque su propia conclusión