Más de 40.000 millones de pollos llenan los
enfriadores de supermercados y tiendas anualmente, la mayoría de los
cuales proceden de grandes empresas agrícolas.
Antes de salir del cascarón los
embriones de pollo reciben una mezcla de vacunas y antibióticos que se
les proporciona automáticamente. Es una medida preventiva más sencilla y
barata que enfrentarse a las enfermedades avícolas en la fase
posterior.
Pero varios expertos advierten que el amplio uso de
antibióticos en las granjas avícolas está creando una generación de
superbacterias, resistentes al tratamiento de prácticamente cualquier
medicamento. Hasta el 80% de los pollos vendidos en ciertos países
pueden contener este tipo de bacterias, que podrían infectar a los
humanos si no se cocinan apropiadamente.
Las bacterias
sobreviven en los intestinos antes de desencadenar enfermedades tales
como infecciones urinarias persistentes o sepsis. Según un nuevo informe
citado por 'The Daily Mail', a causa de este fenómeno, unas 1.500
personas mueren en Europa anualmente.
Aunque hoy en día los
médicos disponen de varios antibióticos que pueden combatir las
bacterias como E.coli (una bacteria proveniente del intestino animal),
la resistencia se sigue desarrollando y, probablemente, en el siglo XXI
podría haber un incremento de muertes por infecciones a los niveles del
siglo XIX.
Fuente: RT Noticias