La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, por ejemplo la ciencia, la economía, la política, etc.
El objetivo es mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real, por espectáculos banales y sin sentido. Haciendo por medio de la propaganda y la publicidad que un programa de televisión o un partido de fútbol sea más "importante" para la población que una crisis económica, el desempleo o el difícil acceso a la educación.
