Alrededor
del mundo hay empresas multinacionales explotando a hombres, mujeres e
incluso niños que son sometidos día tras día a duras jornadas laborales
en las que muchas veces son expuestos a substancias químicas de suma
peligrosidad y sin contar con el equipo de protección necesario o
expuestos a un ambiente de trabajo inadecuado al operar maquinaria para
la que no han sido capacitados aumentando así la posibilidad de
accidentes.
La mayoría de estas empresas se declaran
hipócritamente ante la sociedad "en contra de la explotación infantil",
al grado de que algunas han financiado campañas publicitarias como si de
atacarse a sí mismas se tratara, pero claro, esto lo hacen en los
países donde no recurren a dichas prácticas. La fuente del problema
empieza cuando las multinacionales recurren a conseguir mano de obra
barata a países de tercer mundo, donde la situación económica no es nada
favorable por la ineficacia de sus gobernantes, y donde cualquiera
trabajaría jornadas hasta de doce horas a cambio de un miserable sueldo.
No bastando, la familias pobres de estos lugares donde se han
construido grande maquiladoras (fabricas de productos comercializables)
están dispuestas a que sus hijos trabajen para las mismas, aún cuando ni
siquiera han cumplido la mayoría de edad. Lo triste del caso es que
viviendo en una situación de extrema pobreza, esto lo ven como un
beneficio y no como lo que es en realidad, esclavitud voluntaria. La
situación de pobreza crea el ambiente perfecto para que las
multinacionales puedan conseguir mano de obra barata, es por eso que al
sistema capitalista le conviene tener y mantener países subdesarrollados, algo que se debe a cuestiones económicas casi siempre provocadas por los
mismos países a los que pertenecen estas empresas tan poderosas.