También conocida como Guerra de los Cristeros o Cristiada, se llevó a cabo entre 1926 y 1929. Fue un conflicto armado entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicianos laicos, presbíteros y religiosos católicos que protestaron bélicamente contra las leyes y políticas públicas que restringían la autonomía de la Iglesia Católica. este enfrentamiento cobró la vida de 250 mil personas, entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y el Ejército Mexicano.
La Constitución de 1917 establecía una política que negaba la personalidad jurídica a las Iglesias, prohibía la participación del clero en los asuntos del Estado, privaba a las Iglesias de su derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto publico fuera de los templos.
Calles buscaba reformar el Articulo 130, que consistía en mantener alejada a la Iglesia de las decisiones políticas, y de esta forma limitar aún más la participación de la Iglesia en la vida pública. Esa nueva legislación obligaba a los ministros de culto a casarse y se prohibía la existencia de comunidades religiosas. Obviamente, al ser un país con una enorme población católica, fue esta religión la que se vio violentada y comenzó a crecer un movimiento social para defender el derecho al libre culto en Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Aguascalientes, Nayarit, Colima, Michoacan, Zacatecas, Ciudad de México y Yucatán. Para 1927, las fuerzas cristeras llegaban a los 12,000 efectivos y en 1929 alcanzaban los 20,000. Con Portes Gil en la Presidencia, Estados Unidos intervino y presionó para que no se modificara la constitución y la Iglesia Católica se sometiera a esa ley.
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