Edison pertenecía a la masonería, tenía vínculos con los Illuminati y nunca dejó de verse beneficiado por estas relaciones. Los aparatos diseñados por él no sólo se hacían pasar falsamente por los más avanzados y eficientes de su tiempo (mientras los que si lo eran pasaban a ser ridiculizados y descalificados), al mismo tiempo sus inventos provocaban un daño descarado al medio ambiente. Además, había establecido una relación de suma confianza y complicidad con las principales entidades bancarias de la nación.
Por su parte, Tesla muy pronto expresó su disconformidad ante la imperiosa necesidad de Edison por enriquecerse a toda costa con sus invenciones. Él se inclinaba a pensar que el conocimiento debía usarse en beneficio de la humanidad, así que comenzó a enfocarse en maneras de generar energía a bajo costo y sin un impacto negativo sobre el medio ambiente. Lamentablemente, sus intenciones interferían con los perversos planes de enriquecimiento de las élites gobernantes, quienes preferían apoyar a Edison.
Desde finales del siglo XIX, Tesla había contemplado la posibilidad de utilizar al planeta mismo como un conductor de energía, sin necesidad de establecer redes de cables. Una vez que estableciera este método no se habría requerido de torres ni canales. La red de energía eléctrica se encontraría en todos lados. Cuando dio a conocer sus intenciones, Edison y las compañías que lo respaldaban se dieron a la tarea de desprestigiarlo. Hicieron correr rumores de que la tecnología diseñada por Tesla era insegura y que él mismo sufría ataques de demencia. Muy pronto la reputación de Tesla quedó arruinada y comenzó a ser considerado un "científico loco". Sin embargo, en la oscuridad del desprestigio, no se detuvo y siguió trabajando en desarrollar nuevas tecnologías.
Información extraída del libro: Los Illuminati (Jacob Bolesco)
